domingo, 30 de mayo de 2010

¡VALIÓ LA PENA!

                                    ¡VALIÓ LA PENA!

Sometiendo la última poesia que os envé de Miguel a la preueba del espejo, y trasladando al castellano o su galeguiño "Val la pena", me he topado con este otro poema que deseo compartir con todos vosotros:


Mereció la pena correr a diario.
Y, campo a través, con frío o en verano,
Más de cuarenta años, sufrir en solitario.

Mereció la pena durante tantos años,
Levantarme a meditar de madrugada,
Convencido, a ciegas, de meditar... ¡la nada!

Mereció la pena la larga "noche oscura"
de huérfano y abandonado, como
 “pájaro solitario en el tejado”.

Mereció la pena tanto tiempo
Buscando a oscuras tu rostro,
Sin esperanza alguna de hallarlo.

Y, cual peregrino ruso,
Sin cesar repetir:
“Jesús, Hijo de David,
¿No ves que soy  ciego?
¡Ten piedad de mí!"

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